viernes, 23 de octubre de 2009

SAMPLES CORAZONESCOS 1


[dediqué a EL CORAZON DEL BOSQUE (mi más ambiciosa tentativa de autoedición) todo un lustro y bastantes energías y, arrastrado en su vorágine, tuve experiencias de lo más diverso, algunas estimulantes y otras decepcionantes pero todas muy educativas (los dos trabajos de ayahuasca, el encuentro con Jünger en El Escorial, mi vuelta y posterior salida –esta vez definitiva- del redil falangista, mi flirt con los abertzales –ahí, las tres glosas corazonescas que aparecieron en EGIN-, mi correspondencia con varios pesos pesados de la Nueva Derecha y del mundillo nacional francófono –Alain de Benoist, Robert Steuckers, Christian Bouchet...- y con el paladín italiano del mail art Gianni Donaudi –gracias al cual descubriría a Simone Weil-, o mi trato con algunas de las firmas más carismáticas que figuraron en la publicación –Carlos Aguirre, Tessa Duncan, Alicia Luxemburgo, Tony Malagrida, Antonio Valdés...-, la tarea de recuperación de textos del poeta Cirlot publicados en LA VANGUARDIA –tarea sin precedentes hasta ese momento-, las experiencias radiofónicas de ECDB en emisoras libres de la mano de Carlos Mendoza y Elena Cabrera, o, ya en las postrimerías, la entrada en mi vida de dos excelentes amigos como son Luigi Landeira y el zenmeister Rafa C); EL CORAZON DEL BOSQUE, con sus luces y sus sombras (por fortuna, el Tiempo ha biodegradado las últimas y ha mantenido la vigencia de las primeras), ha sido matriz y troquel de toda mi obra ulterior desperdigada por Internet y, por tanto, también de lo que supone mi aportación a PIEL DE LOBO; se me ha ocurrido que podría agilizar el tránsito de las pilas de ejemplares que aún languidecen en mi casa a las manos de posibles voluntades lectoras y, por ello, inauguro esta categoría dedicada a antologizar fragmentos de la saga corazonesca, fragmentos que inciten a la lectura más detenida de la colección y en los que se podrá comprobar esa afinidad entre lo todavía más vigente de ECDB y este proyecto flamante y flamígero de PIEL DE LOBO]

LA PERRA RABIOSA DE BREMEN

[sin ir más lejos, el poema CARNE DE ULRIKE, recitado en un par de ocasiones en eventos vinculados a PIEL DE LOBO, apareció por vez primera en ECDB; antes de ello, ya estaba yo fascinado por el tema y en el nº 1 de la revista incluí un cuento, EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD, donde esto queda bastante patente, por ejemplo, en el capítulo cuarto]

-Lotta y yo iniciamos la cuenta atrás al caer el Muro: la presa se cuarteaba y las aguas del Capital anegaban el este de la ciudad. Eramos una pareja en desgracia.
Ella, la activista de Aurora Roja, máxima responsable de la voladura del cuartel Ike de la NATO con su mandamás incluido (el general Daryl Samson, uno de los "héroes" en los bombardeos sobre Vietnam y penúltimo símbolo sexual de las amas de casa yankies). Sin olvidar su participación en el secuestro de Alex Nightingale, el magnate de las comunicaciones, cuando pasó por Bonn para "negociar" la compra de varias televisiones privadas con miras a relanzarlas en la Alemania del Este tras la unificación... La mujer de Nightingale, una estrella de cine que en su juventud había alardeado de "izquierdista", no tuvo reparos en preparar, asesorada por la CIA y el Pentágono, un excelente show lacrimógeno a mayor gloria de «su pobre marido» y del emporio de comunicaciones que éste controlaba, presentando «la jugada alemana» (como la llamaba Nightingale en la intimidad) con las trazas de una desinteresada y filantrópica acción para contribuir a la democratización de la Europa Oriental, acción que corría el riesgo de frustrarse por la irresponsabilidad de unos terroristas enemigos de la Humanidad. La campaña lanzada por la cinegénica y "progresista" señora Nightingale a los cuatro vientos de los media fue un exitazo: «la jugada alemana» se realizó con Nightingale aún secuestrado y abriéndose nuevos mercados con Polonia y Hungría, ya metidas en la vorágine de la "reestructuración". El magnate fue liberado por una "operación especial" de los Servicios de Inteligencia: la llamada Operación Kleenex, en la cual, a excepción de Lotta y tres camaradas más, los miembros de Aurora Roja resultaron exterminados en una noche. Unas cincuenta personas, en total, puestas «fuera de juego» a lo largo y ancho de la República Federal. Un pacto de silencio entre gobierno y medios de comunicación soslayó la masacre y solamente se hizo referencia al grupo de Lotta unos días más tarde para «denunciar la fuga de varios terroristas altamente peligrosos».
La evasión concluyó con la petición de asilo en la terminal RDA. Así nos conocimos: Lotta, «la perra rabiosa de Bremen» (como la bautizó cierto semanario amarillista aludiendo a su ciudad natal), y el que escribe, Otto, agente de la Stasi, encargado de su custodia y manutención, y enamorado desde el primer momento de su joven cuerpo cosido a cicatrices, de su mente polar en su fría lucidez, de su voluntad volcánica e irreductible.
El régimen comunista prusiano, bunkerizado en sus expectativas, agonizaba a golpes de gerontocracia y de una compulsiva, superficial e improvisada "perestroika". Gottfried Benn y Bertolt Brecht, expresionistas opuestos ideológicamente, hubieran firmado gustosos la escena: momias empecinadas y tránsfugas a medio reciclar se daban de bofetadas en una grotesca parodia de naufragio.
Mis superiores de la policía política veían con desagrado mi afecto por Lotta («niñata occidental con ribetes anarcomarxistas» según la dogmática oficial): una cosa es asilar activistas de ultraizquierda «como simples instrumentos de usar y tirar» y otra bien distinta intimar con ellos, respetarlos, tomar en serio su rabia y rechazo de Occidente. Oh, ese racismo "honeckeriano" que concebía a Occidente como un destino irreversible, inasequible a toda redención... Acabé rompiendo con el Cuerpo: opté por Lotta, por su voluntad, por su lucha sin perspectivas de futuro.
Desde entonces huimos de todas las policías, de las que se hunden y de las que se estrenan, de quienes nos ven como «desertores» y de quienes nos acusan de «restos de la Stasi», porque hoy somos para unos y otros «agentes al servicio del enemigo»: justo cuando hemos comprendido que nuestra Patria, nuestra Idea, nuestro Porvenir se halla al margen de todo lo actual, en otra dimensión.
Una dimensión a construir únicamente por nosotros.


Si deseais disfrutar del texto completo, muy fácil: pulsad aquí.


1 comentario:

el zurdo dijo...

Dentro del librario on line incluido en la vecina columna de BITACORAS he encontrado otro poema sobre Ulrike Meinhoff. Aquí os lo indico.

Sugerencia para quien la desee recoger, desde su pura voluntad poética y pesquisidora: sería interesante un estudio sobre Ulrike Meinhoff como musa de textos de creación (no como mero detonante de panfletos a favor o a la contra de su peripecia).