viernes, 18 de diciembre de 2009

NUESTRAS LOBAS



No son carne de cuota. Están hechas de la materia luminosamente oscura que depara el talento. De cicatrices y de comienzos. Forajidas de leyes que priman el capricho, la indolencia y la comodidad como sinónimo de muerte, estallan responsablemente de Arte y de Vida. Y juegan con fuego (literalmente). Y son gozosas maniáticas de la Palabra. Y resucitan a cada segundo de su propia extinción (y cada nueva resurrección las hace más fuertes). Y nos acogen en sus nidos de Creatividad. Y pecan minuciosamente de Imaginación.

Nuestras lobas son muchas y muy variadas. Tienen la hermosura de lo interesante. La hermosura que repele a los imbéciles y concita la atención de los hombres desencantados, selectos, ajenos a la cosificación. La hermosura de aquella librera que hizo tilín a Marlowe en EL SUEÑO ETERNO, la hermosura de la musa y compañera de Cassavetes, la hermosura de Margo Channing, la hermosura de esas mujeres que desconciertan a Gregory House, la hermosura del Sujeto y no del objeto.

Tienen ese Algo Misterioso...

3 comentarios:

eing? dijo...

Decía, antes de tener que registrarme, cabrón, que me parece muy bonito lo que has escrito de las lobas esteparias. Me recuerda a esta otra celebración estrógena:

http://www.youtube.com/watch?v=YC4WXown03c

Unknown dijo...

Las lobas pueblan nuestros recuerdos y nuestro presente, y no son carne de cuota, sino clase de casta.
Entre mil hembras brilla su pelaje y el lobo que nunca fue manada identifica un igual y no una propiedad o una carga, a la vez que queda estupefacto por su misteriosa diferencia que intuye imprescindible para llegar a algo en la vida que no sea un ciclo biológico, que satisfaga la sed de trascendencia.
Entre profesionales, que es donde se pueden hacer experimentos, brillan lobas que no son para los ocasionales perros. Si, amigo, tienen ese algo misterioso que las hace mi igual, y a la vez un misterio en que perderse para llenar una vida

Lucia camon dijo...

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