jueves, 28 de septiembre de 2017

ENLAZANDO "EL IDIOTA DE LA FAMILIA" (comienzo idéntico al SAN GENET: niño crecientemente anómalo a los ojos de quienes lo tutelan) CON UNAS ULTIMAS IMPRESIONES EGOTISTAS A PROPOS DE LA GENEALOGIA DE GENET



Leyendo la dicotomía genetiana entre su origen urbano (de nacimiento y de institución adoptiva) y el rural de su familia de acogida, yo pienso en la dicotomía entre las dos ramas de mi familia materna (la única que conocí), la mesocrática con afanes arribistas (siempre preocupada por el qué dirán) y la aristocrática venida a menos (decadente, sureña -en el sentido más "confederado" de la expresión-, siempre ajena al qué dirán -por considerarlo de manera instintiva la opinión de los inferiores-). La mesocracia me acoge/tolera/soporta (esto es, tolera a duras penas porque el cachorro de animal dudosamente doméstico, cuando crece, se hace intolerable). La aristocracia, con su locura (psicopática en el peor de los casos -y el más genealógicamente cercano-, joseantonianamente quijotesca, mañarianamente libertina, anglomaníacamente excéntrica), simplemente me indica que eso es "lo mío", mi herencia ineludible, que enlaza de algún modo con la impronta adoptiva, primitiva, preburguesa, aldeana y aún no digerida por la mesocracia que la sucedería (en caricatura, hay películas de Martínez Soria que reflejan esto con cierto tino; y sin caricatura, hay también mucho del señor Cayo y otras imágenes delibianas de la dignidad de la aldea frente a la megaurbe), la impronta de las ancianas que me criaron y que se fueron de este mundo cuando yo aún no tenía cinco años.


 






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